dissabte, 16 de març del 2013

MEDITERRANEAMENTE: ES EL QUÉ Y ES EL COMO

Por Anton Aymemi (www.tonaymemi.cat)

 
 
Unas gambas recién pescadas, un sushi preparado allí mismo por Hideki Matsuhisa, chef del Koyshunka, cuatro toques de boya-balón con Cesc Fàbregas y tener la suerte de hacerlo en cubierta de una embarcación de arrastre en un día soleado . ¿Alguien no se apunta?
Tras cuatro campañas de verano bajo el concepto "Mediterráneamente", Estrella Damm presenta este nuevo anuncio para reivindicar que la gastronomía, los paisajes, la cultura y las tradiciones que nos ofrece el Mediterráneo, son cualidades únicas que nos definen y de las que podemos disfrutar durante todo el año.
Entre los escenarios e historias idílicas del verano y la nueva apuesta por ampliar los placeres mundanos el resto del año, uno se pregunta cuántas personas y hasta cuándo podremos disfrutar todos juntos de la identidad mediterránea si no tenemos en mente y actuamos a favor de este mismo mar que efectivamente nos identifica.
Carla Chicote hace la observación especialista leída entre líneas una noche cualquiera en twitter: "El anuncio @ estrelladammcat: todo lo que no se debe hacer en pesca y el mar: # arrastre, plásticos al agua, alcohol en navegación ".
Lo cierto es que el consumidor es generalista y por lo tanto, casi nadie es capaz de desencriptar el contenido, si lo que deseamos es sencillamente expresar las mismas emociones que nos propone la marca desde hace cuatro años.
El anuncio pues, es un buen ejemplo para desgranar algunos ejemplos de lo que debería ser el papel de las marcas en este nuevo escenario de transformación que vivimos a ritmo de crisis económica, y que no es sino una consecuencia y una visión muy parcial del proceso de cambio de paradigma de todo ello. Es cierto que adaptarse en estos momentos no es fácil porque estamos en territorio de fronteras, pero es tan difícil como conveniente.
Por eso también se agradece que Damm respondiera al día siguiente al debate iniciado la noche anterior, llamando el cuidado que ha tenido en el diseño del spot y las certificaciones que validan su política ambiental. No lo dudo, ni tampoco que se recogiera la boya lanzada al mar y que se cumpliera toda la normativa a bordo. Pero todo esto debería ser la norma y no ya una mera justificación.
Se debe entender por tanto, que lo que enciende los investigadores marinos es cuando las respuestas entran en terrenos espinosos que las marcas no controlan. No se puede responder a un doctor en biología marina que: "Se trata de pesca selectiva en zonas donde no se daña el fondo marino". Es refiere al arrastre y es un error fatal, porque no es ni selectivo ni respeta el fondo marino, más bien todo lo contrario.
El anuncio de Damm sólo quiere evocar la experiencia de identidad mediterránea, quizá por eso el rodeo del comentario tiene un cierto perdón, y el spot expresa sobradamente esta idea. Pero precisamente por eso, éste es un buen ejemplo de publicidad que no cambia en nada respecto a la que hemos hecho hasta ahora, mientras que sería una oportunidad excelente para hacer el cabezazo. Necesitamos mucho más de las marcas y también de su publicidad y diálogo con los consumidores. No es un capricho, es ya un requerimiento, porque no basta con certificar que lo haces bien, hay que demostrar y además, debe convertirse en propósitos de gestión de la actividad productiva como de transformación social.
Como indica Manel Gazo, Doctor en biología animal y director de Submon, la pesca de arrastre sería en términos terrestres el equivalente a talar un bosque para posteriormente separar las setas comestibles del resto de organismos vivos Arrastrados por un buldócer. Dígale bosque, landa o maquia, no importa. Y es cierto, tenemos un problema de comprensión importante a la hora de entender el impacto que sufre el fondo marino pues no es evidente a simple vista. Si fuera en tierra nos escandalizaríamos de la agresividad de la actividad pesquera de arrastre.
De forma genérica se puede decir que hasta un 67% de lo que se pesca mediante arrastre es rechazo y se tira de nuevo al mar sin vida. El arrastre no es una pesca selectiva, de modo que la captura accidental, lo que pescas y no querías pescar como especies sin valor comercial o individuos juveniles que no alcanzan la talla mínima, son tirados por la borda. El arrastre y el cumplimiento de las cuotas pesqueras , son dos problemas flagrantes que sufren los ecosistemas marinos en cuanto a la diversidad y mantenimiento de las poblaciones, y ambas nos ofrecen al final imágenes equivalentes.
En el caso de la pesca de la gamba y especies que deben capturar a mayor profundidad, el porcentaje de rechazo representa entre el 56-77% del total de la captura. La visión de las gambas del spot aterrizada en cubierta es pues una maniobra acertada para el objetivo publicitario, pero muy alejado de la realidad.
La diferencia entre la pesca artesanal y el arrastre es obvia. En el primer caso es el pez quien en el anzuelo, la red o el asa, mientras en el arrastre hay una búsqueda activa del pescado con artes muy agresivas por el fondo marino y las correspondiente pérdidas por tratarse de una pesca no selectiva.
Se trataría pues que en el spot publicitario se sustituirían las gambas capturadas al arrastre por unas sepias cogidas con trasmallo? Sin duda sería mejor porque nos situaríamos en el entorno de la pesca artesanal y la protección de los fondos marinos, pero tampoco serviría de nada si no conseguimos hacer comprensible el valor ambiental del mensaje. En la mayoría de mortales tanto las gambas como la sepia les parecerá igual si lo único que queremos expresar es el espíritu "mediterráneo" de Damm.  La gran cuestión es si cambiar este mensaje supone una pérdida de valor para la marca. Honestamente creo que el revaloriza si se complementa adecuadamente con actuaciones de responsabilidad
La época en que las empresas tenían una estrategia de sostenibilidad en paralelo a una estrategia de negocio está quedando atrás, y no puede ser de otra manera con los tiempos y la situación de desajustes ambientales que corremos. Como dice Kim Slicklein presidenta de Ogylvi Earth, la sostenibilidad es la oportunidad de negocio del siglo 21, y quien no lo vea primero irá tarde. Las grandes marcas, especialmente fuera de nuestras fronteras, lo tienen claro, por eso las tendencias de la buena publicidad, el Goodvertising, pasan por comprender que lo que es bueno para las personas y el planeta es bueno para las marcas.
Un ejemplo, Marks & Spencer PlanA es un ambicioso programa de compromisos que la marca trabaja con clientes y proveedores para convertirse en el referente de sostenibilidad entre los negocios minoristas. El Plan incluye acciones encaminadas a combatir el cambio climático, reducir los residuos, optimizar el uso de materias primas renovables, el comercio ético y ayudar a los clientes a incorporar estilos de vida saludables. Por M & S el Plan A ya no es una limpieza de cara, es una demanda de los consumidores, es la manera como hay que encarar los negocios actualmente y como dicen ellos, ya no hay un plan B.
La compañía ha adoptado en el mismo Plan A compromisos explícitos en la política de pesca sostenibles con el programa Fish Forever , colaborando con WWF y el Marine Stewardship Council, lo que les permite certificar que el pescado que comercializan procede en un 90% de capturas con sistemas más sostenibles y aplicar un extenso programa de acciones con sus consumidores.
No es cuestión si eres una gran marca o una pequeña para tomar estos compromisos de responsabilidad en el negocio y dar un giro al proceso comunicativo convirtiéndolo en acción y empoderamiento. Por eso hay que ser coherente en el mensaje y sus contenidos, hacerlos comprensibles al ciudadano y consumidores, al tiempo que tomar parte activa en proyectos de mejora para los que la compañía apueste y conecten mejor con sus valores de marca. El caso de Damm con su "Mediterráneamente" daría un juego amplísimo de oportunidades.
Es por ello que no bastaría cambiando gambas por sepia, arrastre por arte artesanal. La cuestión es si "Mediterráneamente" nos podría llevar a transmitir valores de conservación del mar y entrar en el campo de las actividades que hacen una apuesta, no sólo desde la investigación, la protección y el estudio, sino también desde las personas que emprenden, que pescan conservando, que lo convierten en un activo de turismo sostenible, los restauradores que apuestan por el territorio y el producto de proximidad, los consumidores que lo escogen, por las organizaciones que lo apoyan. A todos ellos seguro que les iría bien una mano para esto no sólo importa el cómo, también importó el qué.
Necesitamos que las marcas apuesten y jueguen a favor de valores y compromisos socio ambientales de apoyo a la ciencia, la conservación, la ocupación, el emprendimiento, la iniciativa y la movilización, y que sean una referencia para mejorar conocimientos y subvertir comportamientos de los consumidores.
Apostar por ello no implica alterar las sensaciones que queremos conseguir y transmitir en un anuncio publicitario, más bien al contrario. A Cesc Fàbregas lo tendríamos también a bordo replegando un trasmallo y lamiéndose los dedos con un guiso de sepia o un sushi, esto no importa. Quizá después nos podría contar algo más y Damm podría aprovechar para ser más "Mediterráneamente" que nunca. Alguien duda de que la sostenibilidad es una fuente inagotable de experiencias e historias positivas?